Artículo Original

Los dilemas entre el cambio climático, la dieta saludable/sostenible y la sindemia de las sociedades post-modernas

Marianella Herrera Cuenca1

Resumen

El mundo moderno presenta grandes brechas en la superación de las desigualdades que agobian a millones de personas y que tiene un impacto en la calidad de vida de las personas. La coexistencia de tres epidemias: desnutrición, obesidad y cambio climático, representan los desafíos que para alimentar adecuadamente al planeta deben abordarse, desde una perspectiva critica a la ciencia tradicional. Tanto la obesidad como la desnutrición, son enfermedades reconocidas que alteran la salud de las personas y representan un incremento de los riesgos para el desarrollo de enfermedades a futuro, por lo que la alimentación adecuada, equilibrada y suficiente es una necesidad real. Como lograr una dieta que pueda sostenerse en el tiempo y que apunte al mejoramiento de las condiciones climáticas del planeta a la vez que logra cubrir los requerimientos nutricionales constituye una intensa controversia científica, política y social. La narrativa escondida detrás de la estadística que describe los fenómenos de obesidad, desnutrición y cambios climáticos, debe ser colocada al frente de los debates, y para esto se necesita ampliar la visión de los problemas básicos que enfrenta la humanidad para comer. Para explicar este fenómeno se necesita con urgencia una visión holística que incluya la estructura metodológica científica, el enfoque transectorial y el relato social cualitativo. En este trabajo se revisa el dilema moderno y se intenta ampliar el horizonte del entendimiento a través de preguntas provocadoras que puedan contribuir al avance en el entendimiento de controversias tradicionales como hambre y política. An Venez Nutr 2020; 33(1): 76-79.

Palabras clave: Obesidad, desnutrición, cambio climático, sindemia.


Original Article

Dilemmas between climate change, sustainable/healthy diets and the syndemics of post-modern societies

Abstract

The modern world is showing huge gaps for overcoming the inequalities that overwhelm millions of people, which have an impact on population ‘s quality of life. The coexistence of three epidemics: undernutrition, obesity and climate change represent the challenges that should be faced from a critical perspective of the traditional science in order to adequately feed the planet. Obesity as well as undernutrition are recognized diseases that impair the people’s health and represent an increased risk for the development of future diseases. Because of this, a real necessity is the achievement of a balanced, adequate and sufficient diet for all. How to achieve a sustainable diet over time and also to cooperate in the amelioration of the planet’s climate changes has become an intense scientific, political and social controversy. The hidden narrative behind the statistics must be brought to the forefront of the debates and for this, it is necessary to broaden the vision of the basic problems faced by the humanity for eating. To explain this phenomenon, a holistic perspective is urgently needed that includes the methodological scientific structure, a trans-sectorial approach and a social qualitative description. In this paper, the modern dilemma is reviewed and an attempt is made to broaden the horizon of understanding through provocative questions that may contribute to advancing the comprehensive approach of the traditional controversies such as hunger and politics. An Venez Nutr 2020; 33(1): 76-79.

Key words: Obsesity, undernutrition, climate change, syndemic.


  1. Profesora CENDES-UCV. Directora del Observatorio Venezolano de la Salud. Consejo Directivo de Fundación Bengoa.
  2. Correspondencia: Marianella Herrera, manyma@gmail.com

Acerca del dilema moderno

Actualmente en el mundo millones de personas todavía deben enfrentar las penurias de la pobreza extrema y el hambre, de tal manera que suena contradictorio hablar de la cantidad de alimentos que se desperdician y ultimadamente se pierden. También resulta paradójico hablar de hambre y de obesidad al mismo tiempo en un mundo opulento, lleno de tecnologías, donde pueden observarse las calamidades de miles de personas a través de costosos dispositivos móviles (1).

La historia de los humanos y sus comunidades, ha señalado que a través de los siglos la alimentación ha sido parte crucial de la evolución. Fue el consumo de alimentos y su utilización biológica lo que nos hizo humanos, fue el cocinar los alimentos lo que permitió el hacer algunos nutrientes disponibles para su consumo y desarrollar la tolerancia necesaria para absorber otros (2). Fue el preservar los alimentos lo que permitió sobrevivir los largos períodos de escasez, y fue el cultivo de los mismos lo que cambió la estructura de poder sobre los mismos. De tal manera que los alimentos han sido siempre, y por razones bastante obvias, un elemento fundamental para el bienestar de cualquier sociedad, y para el logro del desarrollo en distintas áreas del quehacer social (3).

También, es importante resaltar las diferencias que a lo largo del tiempo existieron entre los distintos grupos sociales para acceder a los alimentos. Mientras los señores feudales comían siempre de la producción de su feudo, no necesariamente los labriegos y campesinos tenían la misma oportunidad. En la Edad Media, los problemas asociados a la producción de alimentos eran más básicos y referidos a la higiene, los desastres naturales, las plagas o la poca capacidad para producir y almacenar para tiempos difíciles. Entonces, las hambrunas europeas del pasado, la pérdida de los alimentos a consecuencia de los imprevistos y el control ejercido sobre los mismos por parte de quienes han detentado el poder a lo largo de los diferentes periodos de la historia, han dejado una huella particular en el entendimiento de algunos aspectos relativos a los alimentos, sin que necesariamente se hayan erradicado las desigualdades ni las penurias de algunas poblaciones en el planeta (3).

En el mundo antiguo, lo importante era tener una vaca, que esa vaca tuviese una buena leche, y que los huertos pudieran dar las cosechas según los ritmos de las estaciones. Poco o, mejor dicho: nada se sabía entonces sobre los cambios climáticos, o la extinción de las especies, más aún cuando la desaparición de los dinosaurios permitió la tranquilidad de las otras especies, y mucho menos sobre dietas saludables y sostenibles, en un entorno donde lo verdaderamente importante era no morir de hambre (3,4). Pensar entonces en dietas que promovieran lo que en el futuro se convertiría en el efecto invernadero que eventualmente pondría en peligro al planeta y su capacidad para alimentarnos, no aplicaba.

Desde otro ángulo, desde el tiempo de la revolución industrial, el desarrollo de los diferentes adelantos tecnológicos ha involucrado toda una serie de factores contaminantes. Las industrias y sus desechos, los motores y los gases contaminantes, las grandes extensiones de tierra dispuestas para monocultivo han creado ambientes donde la naturaleza ha cambiado, los ecosistemas han disminuido sus especies en cuanto a fauna y flora, los suelos se han erosionado, y la atmósfera ha cambiado sus propiedades y características (5, 6). De la misma manera, la alimentación se ha transformado a partir de los procesos sociales, políticos, educativos y muchos otros que dan como resultado el comer en la vida moderna (7).

Es así, como la historia de la humanidad evolucionó hacia el establecimiento de las sociedades urbanas tal y como han sido concebidas, y que tienen una vida que se desarrolla en medio de luces, automóviles, industrias y tecnologías que se han hecho indispensables en el tiempo para que los humanos puedan trabajar, ganar un salario y en fin cumplir las expectativas de la vida urbana. Sin embargo, una gran proporción de individuos queda por fuera al no entrar en el nivel de la vida moderna, que implica agua y saneamiento, electricidad, gas doméstico, pero también educación, entretenimiento, cultura, internet, teléfonos móviles, computadoras entre otros. Todos estos factores de alguna manera implican una ingesta de alimentos y/o alguna correlación con la alimentación, algunos facilitan o no el transporte de alimentos, otros contaminan, otros permiten el procesamiento de los alimentos (agua, electricidad y gas) el internet que permite o no la comercialización y entonces impiden o permiten que la cadena de la alimentación llegue a buen y feliz término.

Explicar el dilema: ¿Es posible?

La ciencia, puede explicar mediante ideas racionales algunos fenómenos, sin embargo, al intentar explicarlos como verdades universales con base a las observaciones, medidas y experimentos, algunas brechas pueden existir. Decir que el 5% de niños menores de 5 años tiene desnutrición aguda en una comunidad y que esto es un nivel aceptable (8), puede no tener mucho sentido para la madre de uno de estos niños que debe enfrentar los desafíos de la recuperación nutricional de su hijo (a).

Las desigualdades y brechas entre las distintas sociedades y ultimadamente países y continentes, llaman la atención por lo complejo de los escenarios y las alternativas que parecieran no terminar de entenderse, implementarse o funcionar. Respecto al tema que nos preocupa: la malnutrición en todas sus formas, una dieta saludable y el cambio climático y sus consecuencias; el espectro de preocupaciones y de acciones es amplio, pues mientras un país desarrollado puede estar hablando de revertir el efecto invernadero, otro país podría estar clasificando la basura para reciclaje, otro podría estar padeciendo sin servicios públicos para su población y podría existir otro país donde más bien ocurren crímenes ecológicos sin ningún sentido.

¿Cómo explicar entonces los diferentes hechos? La teoría post modernista, donde se busca más allá de los hechos, de las mediciones y de las verdades científicas puede tener algo que decir. Hemos escuchado más de una vez: “no politicemos a la ciencia”. Sin embargo, Kuhn (9) planteó que las revoluciones científicas, también son revoluciones políticas más aun, dentro de las ciencias políticas.

En este intento de detener el deterioro del clima y sus potenciales desastres, las alteraciones en las temperaturas y las consecuencias de estos cambios sobre el bienestar humano y particularmente sobre la alimentación, hemos visto posturas como transformarla y derivarla hacia una alimentación básicamente vegetariana, donde las proteínas animales se sustituyen por las vegetales, donde la agricultura deja de ser agresiva y donde la disminución de las emisiones de gases debe lograrse de alguna manera, no importa el cómo.

Dentro de la controversia del reenfoque hacia una alimentación vegetariana, y en teoría mas sustentable, se crean entonces otros dilemas como la falta de algunos nutrientes esenciales más disponibles a través de una dieta omnívora. El aporte de hierro y de vitamina B12 en particular, podrían resultar afectados por este tipo de dieta, más aún cuando además se critica la influencia de la industria al modificar alimentos (10,11), critica que por cierto debe evaluarse a la luz de una serie de elementos que contribuyan mas bien al beneficio de la humanidad. Por ejemplo, los intereses de las industrias son obvios, en cuanto a las ganancias económicas que de ellas deben derivarse, sin embargo, imaginemos por un momento un mundo sin industria de alimentos: ¿es realmente posible? y otros intereses no industriales también podrían co-existir complicando aún mas el panorama (12).

La discusión de cómo debe restaurarse el equilibrio entre la salud, la nutrición y el ambiente representa un camino para enfrentar los diferentes retos de la actualidad. Tal y como lo reporta el artículo en Lancet de Swinburn et al, la Sindemia Global de obesidad, desnutrición y cambio climático (13), la superposición de estas tres epidemias actuales, va a afectar la salud de los humanos, y la necesidad del reenfocar los esfuerzos e iniciativas.

Primero, tal y como supone toda compleja interacción social y humana, no es un solo factor, son múltiples factores los que han influenciado el deterioro del clima. De tal manera que suena lógico que para revertirlo el abordaje sea multidisciplinario y trans-sectorial. Si los mayores determinantes de la sindemia actual son la alimentación y la agricultura, el transporte, la manera en la cual están concebidos los asentamientos urbanos y el uso de la tierra, el camino es el debate sobre ellos, el manejo y las estructuras de poder y de tradiciones que los acompañan. ¿Como cambiar la cultura de alimentación de un país?. Pedirle a un argentino que deje de comer carne es como pedirle a un venezolano que no coma arepas, y así llegamos a la intersección de la cultura con la economía, con la política y sus manejos y con el ser humano del siglo XXI (14).

Hablar de obesidad (con hambre oculta), desnutrición y cambio climático, que amenaza a la alimentación de la humanidad como elemento central, es hablar de una polémica que involucra a los sectores políticos, económicos, culturales, sociales, de salud a nivel global. Dejar de comer carne para disminuir las emisiones de gases es solo un factor, pero regular la contaminación vehicular es otro, e impedir la deforestación indiscriminada como la que ocurre al sur de Venezuela también lo es (15). La agencia del ser humano, y la consciencia y determinación que nos da la vida en el planeta deben ser tomadas en cuenta a la hora de emprender acciones. La adaptación a una nueva forma de vivir, con más equilibrio, mayor consciencia en la utilización de los recursos y donde exista una equidad mayor, es importante (16).

La coexistencia de obesidad y desnutrición en más de 80 países debe llamar la atención a los tomadores de decisiones, a quienes detentan el poder y a los organismos internacionales, pues esto solo indica que los sistemas de alimentación presentan fallas en cuanto a brechas y desigualdades, y son el resultado de las interacciones establecidas por los humanos entre ellos mismos y con el ecosistema que los rodea.

Pensar en las interacciones que los tres componentes de la nueva sindemia presentan, será el inicio de una nueva etapa en la concepción de las políticas públicas necesarias para alcanzar el desarrollo en el mundo post-moderno, sí, el mundo que necesita de evidencias metodológicamente sólidas, pero que también requiere de narrativa social y relatos cualitativos.

El hecho de que la desnutrición en los primeros años de vida, por causa de las inequidades en el acceso a los alimentos por cualquier causa promueva obesidad en la vida futura (17), debe considerarse como elemento fundamental para la discusión productiva y el abordaje de esta trilogía que coexiste para recordarnos que, a pesar de tener los mejores adelantos tecnológicos, el mundo sigue teniendo un rezago en el bienestar general que debe ser superado por igual y para todos. En un mundo global donde lo que ocurre aquí, repercute allá, todos unidos debemos cooperar para el fortalecimiento de los mecanismos destinados a superar estos desafíos y destinar esfuerzos para entender mejor las estadísticas y su respectiva representación cualitativa, recordando siempre que los números tienen siempre detrás a una persona.

Referencias Bibliográficas

  1. Bengoa JM. Significación social del hambre (Social Relevance of Hunger) in “Hambre cuando hay pan para todos” (Hunger when there is bread for everyone). Caracas: Ex Libris, 2000.p 15-26.
  2. Pollan M. The Omnivore’s dilemma now, in The Omnivore’s Dilemma Penguin Books, New York, Ny 2016 Ed pp:413-423.
  3. UNESCO- Oficina México. El origen y la evolución de la producción de alimentos. 2020. Disponible en: (http://creativecommons.org/licenses/ by-sa/3.0/igo/.
  4. Sen A. Development as freedom. New York: Anchor Books. 2000.
  5. Griffon D. Uniendo los puntos: Agrobiodiversidad en un contexto de múltiples crisis ambientales. Conferencia dictada en Diplomado Antropología, Cultura y Alimentación Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=rEdX7ZO82yI&feature=youtu.be.
  6. Sen A. Poverty and famines an essay on entitlement and deprivation. Clarendon Press, Oxford. 1981.
  7. Herrera Racionero P. Del comer al nutrir: la ignorancia del comensal moderno. Madrid, Plaza y Valdés 2010 pp: 157-159.
  8. Asociación Esfera. Manual Esfera: Carta humanitaria y normas mínimas para la respuesta humanitaria, cuarta edición, Ginebra, Suiza, 2018. www.spherestandards.org/handbook.
  9. Kuntz M. The postmodern assault on science. Eur Mol Biol Org EMBO. 2012; reports 13 (10):885-889.
  10. Yajnik Ch S. Life course evolution of vitamin B12 deficiency in Indians, Lessons for Other Populations. Nestle Nutrition Institute Publications. Disponible en https://www.nestlenutrition-institute.org/docs/default-source/global-dcoument-library/publications/secured/20-life-course-evolution-of-vitamin-b12-deficiency-in-indians-lessons-for-other-populations.pdf?sfvrsn=9f6f5ed_2 Acceso el 8 de enero 2021
  11. Ferrari M, Benvenuti L, Rossi L, De Santis A, Sette S, Martone D, Piccinelli R, Le Donne C, Leclercq C and Turrini A. Could Dietary Goals and Climate Change Mitigation Be Achieved Through Optimized Diet?. The Experience of Modeling the National Food Consumption Data in Italy. Front. Nutr. 2020; 7:48. doi: 10.3389/fnut.2020.00048
  12. Herrera Cuenca M. Conflicto de interés o intereses en conflicto, transparencia en la obtención y análisis de datos científicos. An Venez Nutr. 2016; 29(1): 31-36.
  13. Swinburn, Boyd A, Kraak, Vivica I, Allender Steven, Atkins Vincent J, Baker Phillip I, Bogard Jessica R Brinsden Hannah et al. The Global Syndemic of Obesity, Undernutrition and Climate Change: The Lancet Commission report. Lancet.2019; 393: (10173): 791-846 https://doi.org/10.1016/S0140-6736(18)32822-8.
  14. Castillo O. Conferencia en foro chat Margarita Gastronómica, octubre de 2020
  15. Tilman D, Clark M. Global diets link environmental sustainability and human health. Nature. 2014; 27:515(7528):518-22. doi: 10.1038/nature13959. Epub 2014 Nov 12. PMID: 25383533.
  16. Prah Ruger J. Health capabilities. Conceptualization and operacionalization Am J Public Health. 2010; 100 (1): 41-49.
  17. Koletzko B, Brands B, Grote V, Kirchberg FF, Prell C, Rzehak P, Uhl O, Weber M. Long-term health impact of early nutrition: The power of programming. Ann Nutr Metab. 2017; 70: 161-169, doi:10.1159/000477781.

Recibido: 05/01/2021
Aceptado: 20/01/2021