Editorial

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A mí regreso a Venezuela, después de dos años de ausencia, me enteré del fallecimiento de Myriam Puig, a quien admiré su talento y don de gente desde el día que la conocí. Tenía la magia de un ser superdotado, con su seguro y profundo pensar que se expresaba con su incontenible ansia de decir todo en poco tiempo. Daba la impresión de que lo sabía todo, con dominio sobre todo de los temas pediátricos-nutricionales que impresionaban al auditorio.

Entre los transterrados médicos y/o descendientes de la Guerra Civil española, los catalanes brillaban tanto por la cantidad como por la calidad. Recordamos de memoria los nombres de Corachàn, Pi Suñer, Carrasco Formiguera, Cortes Cladù, Grases y tantos otros. Entre este grupo de destacados médicos venezolanos, de origen catalán, figurará para siempre Myriam Puig.

Cuando nace Myriam, el mundo de la nutrición pediátrica en Venezuela estaba dominada por hombres, y apenas dos mujeres destacaban en esa época: recuerdo a Lia de Coronil y Zaida Andrade. Tal vez hubo alguna más. En cambio cuando Myriam Puig estudia y entra en el grupo de profesionales interesados en la nutrición, son las mujeres las que dominan el sector. Eso pasó en Venezuela y en otras partes del mundo.

Myriam Puig nació en Caracas y los estudios de secundaria y universitarios los realizó en Caracas. Trabajó en la Universidad de Navarra como Profesora ayudante de Pediatría, allí obtiene el título de Doctor en Medicina y Cirugía. A su regreso a Caracas se incorporó al Centro Médico Docente la Trinidad y al Hospital de Clínicas Caracas.

Fueuna docente excepcional. Yo no tuve lamentablemente muchas oportunidades de oír y conversar sobre temas de nutrición con Myriam, pero cada vez que tuve la ocasión de oírla, quedé fuertemente impresionado. Para mi su nombre quedará grabado para siempre junto con P. Oropeza, A Zubillaga, Barrera Moncada, Méndez Castellano y otros. Lo que sorprendía en Myriam era su versatilidad: dominaba la filosofía de la ciencia, no solo la biología y matemáticas, sino la humanística y religiosa. Tenía un don especial en la comunicación científica y social. Myriam Puig pasará a la historia como una de las científicas venezolanas de relevancia universal.

Habría que pensar en recopilar algunos de sus trabajos y poner su nombre a alguna institución venezolana, como ejemplo para las presentes y futuras generaciones.

J. M. Bengoa