Editorial

En recuerdo de Miguel Layrisse
1919 – 18 de abril del 2002

El reciente fallecimiento del Dr. Miguel Layrisse ha conmovido al mundo científico nacional e internacional. Trabajó hasta el último minuto de su vida, siempre pendiente de los resultados de la última investigación en marcha. Alguien lo llamó "el hombre de hierro", porque esa área fue durante décadas su pasión inmarcesible. De origen vasco hizo de Venezuela no sólo su lugar de nacimiento, sino también de su trabajo y destino final, aunque su proyección tuvo un carácter internacional. Amaba asistir a los congresos científicos tanto de hematología como de nutrición, por distante que fuera el lugar de la reunión y a pesar de las limitaciones físicas que sufrió en los últimos años de su vida. El Dr. Leopoldo García Maldonado, ilustre sanitarista venezolano y que fuera Rector de la Universidad Central de Venezuela, solía contar que los venezolanos se podían dividir en dos grupos: los exportables y los no exportables. Layrisse fue sin duda uno de los exportables mas destacados de los tiempos modernos. Figuró en el Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud y participó en casi todas las reuniones técnicas que sobre anemias celebró la OMS. Yo que actué de secretario de varias de esas reuniones puedo dar fe del gran respeto con que se oían las opiniones de Layrisse. Así lo reconoció también la Universidad de las Naciones Unidas, con sede en Tokio, que adoptó la Unidad de Hematología del IVIC, dirigida por Layrisse, como Centro Asesor sobre Anemias para América Latina.

Destacar algunas de las condiciones de Layrisse a la ciencia es una tarea casi imposible, por la variedad de las investigaciones que llevó a cabo a lo largo de su vida. Cabe señalar sin embargo como logros mas destacados el descubrimiento del antígeno del sistema sanguíneo Diego (factor Diego), los estudios de la cuantificación de la pérdida de sangre en la anquilostomiasis, los trabajos trascendentales de la absorción del hierro en distintos alimentos y más recientemente la importancia de la vitamina A en la absorción del hierro.

Pero las inquietudes de Layrisse no se conformaron con la investigación de los hechos desconocidos antes, sino que su preocupación por encontrar soluciones a los problemas constituyó uno de sus objetivos primordiales. Así fue la búsqueda constante de la fórmula química más aconsejable entre las distintas sales de hierro para enriquecer algunos cereales. Esa fue su gran pasión en los últimos años que, en cercana colaboración con el Instituto Nacional de Nutrición de Venezuela, culminó con la adopción del enriquecimiento de las harinas de trigo y maíz, que tan buenos resultados han dado en el país.

Además de su vocación de investigador tuvo el Dr. Layrisse numerosas actividades con responsabilidad administrativa de alto nivel: Fue Presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CONICIT) (1972 - 1975); Rector de la Universidad Central de Venezuela (1976 - 1980) y Director del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (1980 - 1984).

Las publicaciones y las distinciones recibidas por el Dr. Layrisse son innumerables. Fue a modo de resumen un investigador líder en su especialidad que alcanzó prestigio internacional, fue un buen amigo y un sabio ejemplar.

Ante el fallecimiento reciente de tantos amigos de mi generación (Horwitz, Zubirán, Cravioto, Ramos Galvan, Ramalinwassami, Layrisse, etc.) uno no puede menos que pensar que la desaparición de todos ellos es también una forma de morir un poco.

J. M. Bengoa